El interés por los signos de lo vivido, por las huellas, por las formas generadas y asumidas, se hace patente desde pronto en el trabajo de Ramón G. Palazón (Mula, 1977). Esta circunstancia adecúa su obra para poner en cuestión la realidad misma, ofreciendo una mirada alternativa desde la observación de una naturaleza con múltiples posibilidades de narración. Así, sus propuestas deambulan por un núcleo crítico capaz de reflexionar sobre cuestiones relacionadas con la identidad y su interacción con el entorno. Nos permite, de este modo, reconstruir escenarios a través de los itinerarios que marcan los animales protagonistas, desplazamientos que materializa para cartografiar los territorios en un proceso de experiencia de la naturaleza.
En A pesar de la oscuridad la representación no es sólo documento, sino un indicio, una herramienta de percepción esencial para definir el posicionamiento de los gestos que se producen a lo largo del tiempo, elaborando una gramática amparada en la intervención del artista que revisa el paradigma antropocéntrico. Es evidente que la naturaleza no está domesticada, pero podemos habitarla, ser parte de su relato, plantear una suma de memorias que ponga de manifiesto la vulnerabilidad del presente e, incluso, del futuro. Ramón G. Palazón desentraña lo sucedido, el rastro inmanente de la vida, lo que ya ha pasado, pero permanece latente ante nuestra mirada porque sigue perteneciendo al ahora. Se trata de una suerte de inconsciente óptico benjaminiano que va más allá de la interpretación, revelándose como el eco de un diálogo alumbrado en la propia naturaleza.
Isabel Durante Asensio es crítica, comisaria y profesora del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Murcia. Doctora en Historia del Arte, sus líneas de investigación se centran en las relaciones entre arte y cine y los procesos de creación.